A la memoria de Eric Aubijoux


Hasta que su nombre golpeó con universal dolor las páginas de todos los suplementos deportivos del mundo, yo al menos, no tenía idea de quien era. Un motonetista lo bastante serio como para participar del rally París- Dakar, que se sigue llamando así aunque ya no comienza en París.
Recuerdo que hace uno o dos años, algún transnochado eurodiputado quiso prohibirlo porque lo consideraba peligroso, dado que, es cierto, de tanto en tanto muere alguien, participante o hasta espectador. A lo único que yo le reconozco derecho al diputado es a exigir que los seguros, traslados de cuerpos, atención médica o funeraria no recaigan sobre el contribuyente europeo. En lo demás, si el rally le parece peligroso, no vaya y Ud. estará seguro, Sr. diputado. Con semejante lógica mañana nos prohibirán subir montañas y pasado correr maratones pues ambos deportes tienen su cuota de fallecimientos asociada.
Eric Aubijoux era francés, comerciante y como no podía ser de otra manera para quien amaba su deporte, tenía una tienda de motos. Cuando la cerraba se iba a hacer adivine qué, sí claro, andar en moto. Murió ayer de un infarto cardíaco, montado arriba de su moto cuando estaba por terminar la penúltima etapa del famoso rally galo-africano. Alcanzó a parar la moto, yo entiendo esto como una gentileza de Dios que no quiso cayera al piso como una bolsa de patatas, y sobre el volante con el que seguramente había recorrido toda Francia y media Europa, apoyó el torso y exhaló el último suspiro. Era su sexta participación en esta competencia y como sabía de mecánica, por el negocio que tenía, era de los pocos que no tenía soporte mecánico, él mismo se hacía las reparaciones.
Hace apenas dos semanas murió a los 40 años de edad, Marc Witkes, un serio corredor aficionado, maratonista y ultramaratonista, entre otras cosas había completado tres ironmans, en la maratón de Tucson, Arizona, también de un sincope como Eric y haciendo lo que amaba, en su caso correr. Me recuerda el caso de Mozart Catao, el famoso montañista brasileño muerto en la ladera sur del Aconcagua hace unos ocho años, sepultado bajo las toneladas de nieve que Dios y una avalancha decidieron ponerle encima como tumba y única lápida.
Lo que sigue lo escribió alguien sobre Marc Witkes
“I didn't know Marc Witkes. But because he was a runner, I can tell you a little about him. His untimely death is truly sad. The only consolation we have is that he was doing something he truly loved. Most non-runners can't understand a runner's love of running. I suspect that Marc felt the way most of us feel while running, completely vital and alive with sweat dripping from us and our chests heaving. Too many Americans will sit, cultivate their grossly expanding waistlines, and never have a clue of what it's all about. They'll read about his passing and rationalize their complacent and inactive lifestyles. Their mantra is "If it's difficult or requires effort, let's avoid it." The mantra of many runners, including Marc, is "If it's difficult and challenging, let's bring it on." I count myself fortunate to have embraced and been embraced by running. This common bond connects all of us as runners. As I runner, I'll especially mourn Marc's passing.”
(“Yo no conocí a Marc Witkes. Pero como él era corredor, puedo decirle alguna cosa sobre él. Su muerte es algo que nos entristece a todos. El único consuelo que tenemos es que lo encontró haciendo lo que realmente amaba. La mayoría de los no corredores no pueden entender el amor de un corredor por su deporte. Yo presiento que Marc sentía lo mismo que casi todos nosotros cuando corría, se sentía completamente vital y exultante, con el sudor corriendo por nuestros cuerpos y nuestros corazones palpitando con vigor. Muchas personas se sientan frente al televisor mientras dejan crecer sus abdómenes y jamás entenderán de qué hablo. Leerán sobre esta muerte y encontrarán en la trágica noticia, soporte para su sedentario y complaciente estilo de vida. Su mantra es: “Si es difícil o requiere mucho esfuerzo, evitémoslo”. Yo me considero afortunado por haber abrazado el deporte de la carrera a pie y haber sido abrazado por él. Este vínculo común nos une a todos los corredores del mundo. Como corredor, lamento profundamente la partida de Marc”)
(La traducción es mía y libre)
Nadie pretende que ninguna línea escrita por ninguno de nosotros le sirva de consuelo a la viuda de Eric, que contaba con apenas 42 años cuando falleció. Pero francamente, morir haciendo lo que uno ama es un destino que ya desearía yo y todo aquel que ama el deporte que practica. A la final, de algo nos vamos a morir todos y si yo tengo que elegir, que sea como Marc o Mozart o Eric. En una línea de llegada o en una grieta de alguna montaña, con las zapatillas o las botas de montaña bien puestas.
Su sitio en Internet era y es http://www.eric-aubijoux.vip7.com/ donde Ud, puede dejar un mensaje o bajar fotos.
Yo puedo adivinar lo que Eric estará haciendo allá entre las nubes: armándole una moto a San Pedro y discutiendo de fierros con el Chueco.
A bientôt Eric.

No hay comentarios: